viernes, 18 de julio de 2014

Una razón egoista


El proceso de creación es lo más satisfactorio que he experimentado jamás. Empieza invadiéndote una historia. Rondándote en la cabeza y acaparando toda tu atención. Cualquier suceso o palabra que llega a ti en esos días en que estas fraguando un relato tienen un escrutinio diferente. Analizas y cribas lo que encaja y no encaja con tu personaje, con tu cuento, si podría o no podría sucederle. Entras en un mundo en el que tienes absoluto poder y todo encaja, por supuesto a tus ojos. Y en la fase de escritura, cuando te dejas llevar y entras en Estado Creativo, nada de lo que esté pasando en tu vida importa. Puedes ser la persona más desgraciada o afortunada del mundo que tu sentimiento es el mismo. Ninguno. Vives el aquí y ahora concentrada en darle forma y transmitir lo que sucede en tu relato. Esa es mi razón egoísta, el tener un diván mágico en el que me tumbo a vivir el presente sin importarme nada más.